JUEGO EN LA INFANCIA: LAS CLAVES

juego en la infancia

Hoy hablaremos sobre las claves más relevantes y en muchas ocasiones desconocidas, del juego en los niños.

Mis hijos han tenido la suerte de acudir a una escuela infantil en la que existen 3 pilares fundamentales: trabajo en equipo, promoción de la autonomía y familia.

Podría estar hablando durante horas sobre lo que hacen allí, pero el tema que abordamos hoy lo viven con especial dedicación. Jugar, jugar y jugar es lo principal que hacen allí. Muchos podréis pensar que se enseñan los colores, las formas, los números…a través del juego, pero no. Juego libre a todas horas y poca intervención del adulto.

Hoy tenemos el placer de entrevistar a Mª Carmen Martínez, educadora de esa maravillosa escuela y experta en el juego. No sólo porque lo potencie en su día a día, sino porque permanece en continua formación sobre este y muchos otros temas.

¿Qué importancia tiene el juego para el niño?

Hablar de la importancia del juego en la infancia, es hablar de la esencia de la vida, porque el juego es imprescindible en el crecimiento infantil.

El juego es el motor del desarrollo infantil, influye en el crecimiento y madurez del ser humano. Mediante el juego, los niños y niñas, van aprendiendo y ejercitando, de manera espontanea, hábitos intelectuales, físicos, sociales y morales.

Es el medio para expresar, exteriorizar y canalizar los conflictos y deseos, proporciona placer y bienestar. Permite la adquisición de habilidades necesarias para la vida en sociedad, los niños y niñas, imaginan y adaptan, los roles de las personas adultas y practican, a través del juego, las conductas que desarrollaran en la vida real .

Potencia el desarrollo de patrones de habilidades motoras, facilita la identificación, ayuda a la adquisición de conocimientos, acompaña el proceso de socialización y representación, ayuda a fomentar la imaginación y la creatividad. El juego tiene un papel decisivo en el desarrollo de la imaginación.

En definitiva, el juego es la esencia de la vida, es el aprendizaje, el trabajo de los niños y niñas. El desarrollo integral es inseparable de la actividad lúdica y depende sobre todo que puedan jugar con libertad y seguridad.

¿Cuánto tiempo diario debería jugar?

Una pregunta planteada desde la perspectiva del adulto: ¿tiempo para jugar?, ¿qué significa tiempo para un niño?, ¿el tiempo es igual para un adulto que para un niño?

Si reflexionamos sobre cuales son las necesidades básicas de la infancia, como: físico-biológico-vitales (alimentación, sueño, higiene); seguridad y vinculación (afectiva, emocional, figura de apego); límites y normas (contención); juego (descubrimiento de uno mismo, y del entorno). Llegaríamos a la conclusión que los niños necesitan jugar la mayoría del tiempo que están despiertos, jugando solos, con sus iguales, con la familia. Es su manera de aprender.

Es decir, la mayoría de su tiempo debe de estar dedicado única y exclusivamente al juego, excepto el que se emplee para realizar otras tareas necesarias como el descanso y alimentación. 

¿El juego va disminuyendo con la edad o la sociedad nos aboca a ir abandonándolo?

 Sin lugar a dudas, en la medida que los niños y niñas se incorporan al sistema educativo, tienen que reprimir sus necesidades básicas de juego. Sin olvidar, que la mayoría, después de la jornada escolar, tienen actividades extraescolares, con lo cual se castra todavía más sus necesidades de jugar libremente y poder desarrollar y/o canalizar sus proyectos, fantasías, frustraciones, imaginación.

Hay un documental, desde mi punto de vista excepcional, sobre el juego y algunos de los aspectos que intervienen. Os invito a verlo, Imagine Elefhants. 

¿Cuál debe de ser el papel del adulto en el juego?

El adulto ha de dar confianza en el niño para poder desarrollar sus necesidades. Ha de dejar jugar, dejar tiempo para jugar libremente. No dejarlos delante de la tele o pantallas para que no molesten o estén quietos o callados.

Hacer actividades al aire libre, en espacios donde puedan correr, gritar, jugar con tierra, agua, libremente, sin la presión del adulto.

También hay tiempo para jugar en familia, para reírse y disfrutar juntos, por supuesto.

¿Qué características tiene un juguete ideal?

Es importante entender que el juguete no es el que potencia el juego, es el niño quien lo crea, recrea y potencia mediante el juguete o el objeto, dejando fluir su creatividad. Cuanto menos estructurado sea un juguete mejor, más imaginación se generará.

Hay que tener en cuenta que las características y tipos de juegos van cambiando en la medida que los niños y niñas van evolucionando. Por ejemplo, un niño de meses su primer juguete son sus manos y su cuerpo, a partir de los 3 años el otro es el mejor recurso para el juego.

Todo objeto que potencie la experimentación, manipulación, repetición, disfrute, placer, aprendizaje, movimiento, socialización, etc… Es un juguete ideal.

Pasadas las navidades podemos reflexionar sobre cuántos regalos deberían recibir los niños.
Algunos afirman que lo ideal es la regla del 4: algo para llevar, algo para leer, algo para usar y algo que se desee. ¿Estás de acuerdo? 

Es una propuesta o más bien una premisa desde la perspectiva del consumo.

¿Porqué comprar o regalar tantas cosas? Nos complicamos la vida y saturamos a los niños de muchos objetos que no utilizan, que luego, como adultos, nos sentimos defraudados por el poco valor que han demostrado con ellos.

No nos compliquemos la vida, hay que liberarse como padres y dejar atrás la presión de regalar muchos juguetes u objetos a los hijos. Necesitan tiempo para jugar y menos juguetes.

Para concluir, resúmenos brevemente la importancia del juego:

Cuando un niño tiene todas sus necesidades básicas cubiertas (higiene, alimentación, sueño, emoción…), es capaz de conectar con el juego sin que nada más pueda perturbarle de él.

Es importante respetar el proyecto individual de cada infante: uno puede sentir predilección por el ruido, otros prefieren experimentar y descubrir el mundo a través del movimiento (trepar, saltar…) y otros prefieren explorarlo todo a través de la boca.

Sea el modo en el que sea, cuando el niño está completamente conectado en el juego simplemente debemos sentarnos a observar ese maravilloso momento. Sin interrumpir, dejando que la mente del niño fluya, invente, cree, aprenda y sobre todo que disfrute. Ya que no hay mayor satisfacción para el adulto que ver al niño siendo feliz.

 

Si te interesan más temas como este, no puedes perderte nuestro primer encuentro de “Formando familias”, te esperamos.

 

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