¿Qué es la anomia?

La anomia es la dificultad que tienen algunas personas para denominar palabras.

Suele ser provocada por una lesión neurológica, conocida comúnmente como daño cerebral adquirido. El cual puede ser causado por un ictus, un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral, una anoxia o un infección cerebral.

La severidad de la anomia es muy variable según la extensión de la lesión. 

Es más habitual que presenten este déficit personas con lesión en el hemisferio izquierdo pero también puede aparecer aunque, en menor medida, en personas con lesión en el hemisferio derecho.

La anomia es el déficit predominante en las personas con afasia. Tanto la afasia fluente como la no fluente tienen anomia pero es varía mucho de un tipo a otro de afasia.

 

¿Cómo podemos intervenir la anomia?

 

1. Denominación por confrontación visual: se utilizan objetos físicos o tarjetas ilustradas para estimular la denominación directa. Al señalar un objeto, ya sea una silla, un tejido o una botella de agua, invita al paciente a nombrarlo, fortaleciendo así su conexión entre el objeto y su denominación.

Por ejemplo, coges una taza, y la colocas frente al paciente. Luego, de manera clara y enfocada, señalas el objeto y planteas la pregunta: “¿Cómo se llama esto?” o “¿Qué es esto?”

Si la persona tiene grandes dificultades de acceso por confrontación visual no sería muy adecuado empezar con este tipo de intervención. Deberías inducir la palabra de la manera que consideres que la persona que tienes delante va acceder más fácilmente.

Logopeda:  “Mira esta imagen. ¿Puedes decirme cómo se llama esto?”

Paciente: “Uh… eso es algo para sentarse. Espera, ¡una silla!”

Terapeuta: “¡Exacto! Es una silla. Muy bien. Ahora, veamos esta otra imagen.”  “¿Cómo se llama esto?”

Paciente: “Hmm… eso es algo que lees. ¡Es un libro!”

Logopeda: “Bien, es un libro. Estás haciendo un buen trabajo. Sigamos con otra.”

 “¿Y esto?”

Paciente: “Eso es algo que tienes en las paredes y puedes ver afuera. ¡Es una ventana!”

Logopeda: “Perfecto, has captado la idea. Es una ventana. Continuamos así. 

2. Denominación descriptiva: En este tipo de actividad lo que hacemos es intentar describir la imagen que tiene delante, mediante la denominación de los objetos principales que hay en ella. Puede que la persona tenga dificultades a nivel ejecutivo y no sepa por dónde empezar a describir la imagen.

Por ello puede ser de gran ayuda, que le coloquemos números con los elementos principales a denominar.

Esta actividad también puede sernos de utilidad en la intervención del agramatismo.

3. Denominación por categorías: Le pedimos a la persona con afasia que denomine todos los ítems que le vengan a la cabeza relacionadas con una categoría en concreto. Un ejemplo práctico sería:

Logopeda: “Dime todos los animales que te vengan a la cabeza”.

Paciente: “Perro, gato, león… hay más, hay muchos…”

Logopeda: “Venga a ver si puedes decirme dos más”

Paciente: “Gallina y rata”

Otro ejemplo, sería pedirle que mencione todos los elementos que se encuentren dentro del baño o palabras relacionadas con el hospital…

4. Denominación con claves fonológicas: esta actividad se centra en fomentar el acceso al léxico mediante una pista o clave de tipo fonológico. Esta pista se la podemos dar tanto a nivel visual, como auditivo o combinar ambas opciones. 

Un ejemplo práctico sería el siguiente:

Logopeda: “Vamos a buscar 5 palabras que empiecen por el sonido “m””.

Paciente: “melón, mamá, mesa…”

Logopeda: “venga dos más”

Paciente: “no me sé más..”

Logopeda: “man…”

Paciente: “manzana y manta”

5. Denominación con claves semánticas: la denominación por claves semánticas se asemeja a la de claves fonológicas pero en esta ocasión la logopeda le ofrece señales de uso, forma, color… para que la persona con afasia acceda a la palabra diana.

Logopeda: “sirve para clavar clavos, es duro y tiene dos partes…una de madera y otra de hierro”

Paciente: “Martillo”

Es importante que tengas en cuenta el tipo de error anómico que más predomina en la comunicación de la persona con afasia. Puede que observes que abundan los neologismos o por el contrario puedes ver que predominan los errores fonológicos. Según el error predominante elegiremos un tipo de intervención u otro.

También es importante que recuerdes que los verbos también deben trabajarse de igual manera que los sustantivos. Tenemos cierta tendencia a enfocarnos en los sustantivos y olvidarnos de la intervención de los verbos.
 
Recuerda que prácticamente todas las acciones llevan asociado un elemento con el que se realizan y esto nos puede ayudar a trabajar tanto los sustantivos como los verbos.

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